martes, 27 de septiembre de 2011

Zorikto Dorzhiev





Así me siento hoy. Como esta princesa cansada de Zorikto Dorzhiev (1976- Siberia)
Hoy descubrí sus cuadros navegando por internet, y eso estaba buscando. Algo que me encantara. Y apareció. Solo de mirarla me reconforta, como si fuera yo la que estuviera subida a ese monton de capas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Plantar un árbol...




Dicen que en la vida hay que escribir un libro, tener un hijo, plantar un árbol...y no sé que más. Por alguna razón esta es la parte de la frase de la que me acuerdo.
Me encantan los árboles, los libros y los hijos (aunque no los tenga todavía)
Y nosotros tenemos uno. Sí, Él y yo, tenemos un árbol. Se llama Acacia.
Sucedió porque fuimos al Jardín Botanico, y en el recorrido fuimos a la casita que hay en donde te muestran algunas plantas, y partes de árboles. Vimos de todo, y al final el muchacho que nos mostró el lugar nos regalo un montón de semillas de distintas plantas.
Él esta esperando que llegue la primavera, porque Álla todavía no calienta el sol.
Pero yo ya planté todas las semillas. Y estabamos esperando para ver si crecían. Eran todas de Acacia.
Al principio ellas pasaron por muchas cosas. Alguien vino y nos revlolvió la tierra. Otro vino y dijo que lo que estaba naciendo eran solo yuyos malos.
Y al final, nuestro árbol se transformo en una metafora de nosotros unidos. Si crecíamos o no, si estabamos criando plantas buenas o solo yuyos. Si sobreviviriamos a los agentes externos que nos saboteaban.
Y durante una noche, subitamente,apareció una plantita gorda y reclinada sobre si misma como un caracol. Me desperté de mañana y ahí estaba. En unas pocas horas se empezó a parar, y se dividió en dos hojitas. Era fuerte y pequeña a la vez.
Y nos pusimos tan contentos nosotros...
Hoy, volví de clases y descubrí otra enrolladita sobre si mísma, esperando para erguirse como la otra.
Y son Acacias! Son árboles! Como nuestra unión, pequeña pero fuerte.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Acerca del ciempiés (Para Antoinette)

Imagen tomada de: http://educacion2.com


Hubo una vez un ciempiés...

Habia nacido debajo de la punta de un lapiz, era tan chiquitito que casi no se lo veia, ni la punta se habia dado cuenta de que lo tenia debajo. Entonces la mano empezó a escribir y el ciempiés empezo a contar su historia...
Lo contó todo. A veces se entreveraba un poco y sus letras eran tan cursivas que costaba un poco leerlas. Se parecian a las letras de las gentes que viven en la India, pero este ciempiés era de los que viven en el sur.
La cuestión es que contó, y todos (o unos cuantos) pudimos leer su relato, hasta que un dia se perdió. Y la mano que sostenía el lapiz, no pudo volver a encontrarlo.
Preguntó a todos (o a unos cuantos), preguntó a las gentes del sur, pero nadie se acordaba de las letras que habia dibujado el ciempiés moviendose en su zig zag ondulante.
Se habian perdido as letras, se habia perdido el lápiz, y la mano que sostenía se quedó sola para recordar. Y decidió hacer el esfuerzo. Ese esfuerzo es lo que podemos leer debajo...

" El ciempiés había perdido sus pies en una gran hoguera de indios. No se sabe bien donde fué, pero en alguna región de Mexico. Esto habia sido hacia muchisimo tiempo, cuando los indios tenian muchas tierras y solían hacer hogueras durante las noches estrelladas. El caso es que él se habia eclipsado con el movimiento de las llamitas de ese fuego enorme, y cada vez se acercaba más para ver los matices de esos colores que salían del fuego y se dispersaban en forma de chispitas voladoras.
Se habia acercado tanto que se le quemó un pie, y luego otro y el otro y el otro, todos contagiados por la misma chispita de fuego. No sabemos como hizo para salvarse, pero la evidencia estaba. Él fué a partir de ese momento un perfecto especimen de ciempiés, solo que no tenia pies.
El ciempiés se puso entonces muy triste, los otros insectos se burlaban de él. Se preguntaban qué era él ahora, si continuaba siendo un ciempiés o si habia dejado de serlo. Él ya no sabia quién era. Y decidió irse lejos para poder pensar...
¿Puede uno seguir siendo un ciempiés sin tener pies? Y si no se puede, entonces...¿que seré?
Así se preguntaba, mientras buscaba medios para transportarse,¡Y tuvo bastante suerte!
Se subia arriba de todo lo que se empezara a mover.Las hormigas se ofrecieron a llevarlo y él contemplaba muy contento el paisaje, hasta que vió que se acercaban al hormiguero y decidió saltar solo por precaución.
Cómo ellas otros lo ayudaron, confió en los animales más arriesgados, y camino con la ayuda de ellos tan rápido como nunca lo habia hecho antes con sus cien patas.

Así continuó su viaje hacia el sur. Soñaba con llegar al fin del mundo, a ese lugar al que todos llaman Usuhaia. En el camino cruzó volando sobre un ave la cordillera de Chile, y se le congelaron los ojitos de tanta belleza y tanta nieve.
Llegó a las playas de Brasil,¡¡y tuvo que tener cuidado de que no se lo comieran las olas!! Eran tan enormes, esas paredes de agua, que deseo que estuvieran sus amigos ciempiés para que vieran lo que él nunca iba a saber como contar.
Vió tantas cosas maravillosas, que no habia siquiera imaginado que existían...¡Tanta nieve y tanta agua habia en el sur!...
Hasta que un día ya no pudo seguir andando, llego al borde de la tierra, a ese lugar que era para él el fin del mundo...
Y entonces lo entendió,¡habia caminado tanto sin un solo pie! habia llegado ¡al fin del mundo, él! él ciempiés que "habia perdido sus pies", se dió cuenta de que de alguna forma aún los tenía,¡aún podía hace camino! Y entonces se dió la vuelta y
con una gran sonrisa emprendió su camino de regreso, disfrutando del paisaje y procurando las bajadas."
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